Bossa Nova
–la disonancia por excelencia– que se escucha al combinarse con el bajo la primera vez que pronuncia la palabra clave (“si dices que desafino, amor”), los saltos de la voz a notas cada vez más altas que reflejan primero el “inmenso dolor” que le provoca y luego la indignación de que describan su canto como “antimusical”, o al contrario, el intervalo descendido que refleja, en otro momento, que el cantante posee apenas lo que Dios le dio, perfectos ejemplos de word painting, música diseñada para transmitir lo que la canción describe a través de una melodía impredecible y fluctuante, y que sin el necesario acompañamiento, siempre sonará maravillosamente desafinada.